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Sopa a cucharadas

A partir de diciembre llega este tipo de cocina con sus múltiples posibilidades. Vinculado con el origen de la Humanidad, no hay nada más reconfortante para el frío que un buen sopicaldo

Plato de sopa de carne y verdura.

Dicen que cuando el hombre elaboró una vasija de arcilla e introdujo carnes y verduras con agua sobre una fogata se cocinó la primera sopa. Puede incluso que antes y sin necesidad de recipiente, como prueban las evidencias en cuevas como Les Eyzies, en el suroeste de Francia. La práctica consistía en colocar agua y alimentos en huecos naturales de las rocas para después incorporar piedras previamente calentadas para conseguir la cocción. Es razonable suponer que su preparación está vinculada al descubrimiento del fuego, sin saber los improvisados chefs de entonces que iban a hacer de la sopa una de las elaboraciones gastronómicas más universales.

El motivo primero de la costumbre debió ser ablandar los alimentos demasiado duros para masticarlos. Con el tiempo, las culturas fueron incorporando los ingredientes que tenían más cercanos, dando lugar a las diferentes tradiciones culinarias de cada país. Aunque muchos se preguntan: ¿qué fue primero, la sopa o los caldos? A este respecto investigó el doctor Gottschalk que, en su libro, "Historia de la alimentación", dice que los caldos fueron previos a la sopa, y distingue entre estos líquidos dulces (provenientes de las verduras) y los agrios, elaborados con hierbas y especias.

En todo el mundo y en todas las épocas hay testimonio de estas preparaciones más o menos acuosas que reconfortan el estómago, alivian los fríos y no saben de clases sociales. Los griegos bebían "caldo negro" -con sangre de animales y hierbas aromáticas- antes y después de las batallas, Nerón consumía caldo con puerros para proteger sus cuerdas vocales y el famoso Apicio servía suculentas sopas que cocía con lentejas, garbanzos o guisantes, muy especiadas y condimentadas con aceite y garum, de las que da cuenta en su obra "De re coquinaria".

Gran protagonista de la gastronomía a través de los siglos, las sopas tienen en cada país su tradición culinaria. La de ajo o castellana, es todo un emblema patrio de origen humilde, subsistencia de pastores cuando tenían que recorrer largas distancias y necesitaban de un plato a la vez energético y reconfortante. En cada región hay variaciones de esta preparación, aunque manteniendo los ingredientes fundamentales: ajo, pan duro, agua, sal y aceite. Según las zonas, se añade chorizo, jamón u otros aderezos. Del País Vasco es típica la purrusalda, mientras que las sopas de marisco son habituales en las comarcas costeras. La sopa de cocido es otro clásico, lo mismo que la olla de San Antonio. Imposible enumerarlas todas, aunque si hay un plato de cuchara delicioso, ese es el caldo gallego. Pero esa será otra historia.

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