Puede presumir esta Tierra de Pinares de Valladolid de poseer abundante patrimonio en forma de castillo, iglesias, ermitas, puentes, casas, molinos y muchos otros elementos. Pero si hay uno entre todos que destaca en su estampa es la fortaleza que domina la llanura pinariega, una estructura gótica asentada sobre las ruinas de anteriores construcciones. Su hermosa torre del homenaje es única por su planta pentagonal y edificada en excelente piedra de sillería.
En lo alto coronan dos escudos con la heráldica de Pedro de Zúñiga y Avellaneda, segundo Conde de Miranda del Castañar, y su esposa Catalina de Velasco y Mendoza, ambos promotores de las reformas en la fortaleza. Todo el castillo se cierra con una muralla que se adapta perfectamente a la base del cerro.
La Tierra de Pinares, a la que pertenece Íscar, atesora una de las colecciones de templos de estilo románico-mudéjar más importantes de Castilla y León. En la villa está la iglesia de San Miguel, notable ejemplar románico de las últimas décadas del siglo XII o comienzos del XIII. La parte mejor conservada de este género es el ábside, articulado al modo clásico, con columnas y tres ventanales con arquivoltas y ajedrezados. En el interior sobresale la imagen del titular, San Miguel Arcángel (siglo XVIII), la cajonería de madera (del XVI) y una pintura sobre tabla de la Anunciación, fechada en 1562.
Al catálogo patrimonial de esta localidad pinariega se suma la iglesia de Santa María, declarada monumento histórico-artístico, que aún conserva la cabecera románico-mudéjar, de finales del siglo XIII o principios del XIV. En su fábrica de piedra y ladrillo, las tres naves del cuerpo del templo serían las más tardías, en torno al siglo XIV. Completan el conjunto la torre campanario de planta cuadrada y la sacristía adosadas a la fachada meridional.
En Íscar se encuentra el Museo Mariemma, conmemorativo de la obra de la bailarina y coreógrafa internacional Guillermina Martínez Cabrejas, natural de la localidad y una de las personalidades más importantes en el mundo de la danza española. Trajes con los que actuó en escenarios o carteles y baúles son algunos de los muchos objetos que forman parte de la exposición permanente.
En 2002 la artista cedió su legado al pueblo que la vio nacer, creando así el primer museo dedicado al género.
