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Sexo, misterio y tragedia en el regreso de Julio Medem

El director vasco de "Vacas" reúne a Úrsula Corberó, Najwa Nimri y Álvaro Cervantes en "El árbol de la sangre", su película más ambiciosa desde el punto de vista narrativo, y una historia coral que transcurre como un "ciclón emocional"

Najwa Nimri (izquierda) y Úrsula Corberó, en una imagen de "El árbol de la sangre". // Diamond Films

Romanticismo, misterio, deseo y onirismo, los elementos más reconocibles del universo de Julio Medem vuelven a cobrar vida en su nueva película, "El árbol de la sangre", que a la vez es la más ambiciosa desde el punto de vista narrativo, una historia coral que se desarrolla como un "ciclón emocional". "El reto consistía en hacer una película con forma de árbol, contar una historia de amor que a la vez contiene muchas ramas, muchas vidas y más historias de amor, de pasión, de celos, de mentiras y de tragedia", explica el director vasco.

En el tronco de ese árbol familiar se sitúan Rebeca (Úrsula Corberó) y Marc (Álvaro Cervantes), una pareja que se encierra en un caserío vizcaíno a escribir su historia en común, una aventura en la que descubrirán vínculos con la mafia rusa y en la que su propia relación acabará poniéndose en peligro.

Para Medem, licenciado en Medicina que quiso ser psiquiatra, el punto de partida narrativo es siempre una imagen del subconsciente. "En este caso era una campa, vacas bajando del norte y toros subiendo del sur, y alrededor, carreteras, familias, accidentes", describe el director de "Tierra" y "Vacas". "Yo funciono desde lo simbólico, es el inconsciente el que primero lanza algo, y cuando me atrae lo que puede contener, me pongo a buscarlo. Me pasa con las vacas y con otros iconos, tengo una serie de símbolos, que prefiero no contar ni analizar", afirma. "El árbol de la sangre" atraviesa 25 años de historia, con epicentro en el País Vasco y raíces en Madrid, Barcelona o Alicante. Hay hasta 14 personajes, siete de ellos principales.

Najwa Nimri vuelve al universo de Medem, después de "Los amantes del círculo polar" y "Lucía y el sexo", pero también se incorporan Daniel Grao, Joaquín Furriel, Luisa Gavasa, Josep María Pou, Ángela Molina y Patricia López Arnaiz, entre otros.

"Nada de política"

Las dos Españas laten en el trasfondo de la historia, pero nunca saltan al primer plano, un esfuerzo deliberado por parte de los protagonistas, Rebeca y Marc, que al escribir encerrados en ese caserío se repiten a sí mismos una y otra vez, "nada de política". "Es una proposición que me hice yo mismo al escribir", admite el cineasta, "porque hubo una versión que sí era política, pero decidí como un cirujano extirparla y aunque el espectador puede imaginar la ideología de cada uno, creo que así queda más depurado el mapa humano de los personajes".

Medem se adelantó a su tiempo con el documental "La pelota vasca" (2003) en el que confrontaba a través de entrevistas a las partes implicadas en el conflicto vasco, lo que generó una encendida polémica y movilizaciones en su contra hasta el punto de que abandonó la idea inicial que tenía de darle continuidad. "Entiendo que haya gente que piense que lo he quitado por eso, por lo que pasó entonces, pero no fue así. Simplemente el guion tenia una pesadez que no me interesaba, es una historia muy compleja y creo que así es más fácil que el espectador se deje llevar por ella", explica.

Úrsula Corberó, que en el último año ha saltado a la fama internacional con la serie "La casa de papel", dice que ella entró en "El árbol de la sangre" de forma casi involuntaria. "Él siente tal devoción por la película, es como su bebé, él dice que se siente madre de sus películas y eso hace que todo el equipo esté al cien por cien, todos quieren que le salga bien porque parece que le va la vida en ello".

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