Por el Pilar, la uva en su punto está", dice el sabio refranero castellano. Sus granos encierran todo un tesoro de dulzura y de interesantes propiedades nutricionales. Una buena compañera que además nos desea suerte para comenzar los años con buen pie. No se puede pedir más en tan pequeño fruto.
La Vitis vinifera ya era conocida por los egipcios, pero fueron los romanos y los griegos quienes desarrollaron la viticultura. La vid es una de las primeras plantas que sembró el hombre, recolectada ya, según se cree, en el Paleolítico.
Con solo lavarlas están listas para comer, pero en la cocina ofrecen muchas posibilidades. Resultan muy útiles como ingrediente de numerosos productos de repostería y pastelería por su sabor dulce, y como acompañamiento o relleno de platos salados. La salsa de uva combina a la perfección con preparaciones de carne asada, como pato, solomillo o entrecot. También se pueden consumir en ensaladas, peladas y en crudo, o como toque original y refrescante de pescados y mariscos, previamente marinadas.
Puede formar parte de macedonias y batidos y su zumo es una delicia. Entre los minerales que posee destaca su contenido en potasio, magnesio y calcio, además de hierro y yodo. De las vitaminas sobresale el ácido fólico y las del grupo B, especialmente B6.
Las uvas son un tesoro de la dieta, con propiedades remineralizantes, energéticas y antioxidantes. Otra forma de consumirlas todo el año es en forma de pasas. Tienen un alto contenido en fibra y, al igual que los granos frescos, son una buena fuente de antioxidantes.
