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El sol del membrillo

En el veranillo de San Miguel maduran frutos del otoño como el membrillo, nutritivo y sabroso. Además está lleno de propiedades saludables y es versátil en la cocina

Dulce de membrillo.

Ya en el veranillo, la madurez del membrillo", dice el refrán con acierto. Y así es, porque su recolección se realiza a partir de finales de septiembre, pudiendo encontrarse en el mercado hasta febrero aproximadamente, siendo estos meses los ideales para disfrutar de sus diferentes beneficios y propiedades nutricionales, que son muchos.

Originario de la región del Cáucaso, los griegos conocían una variedad común de membrillero que obtuvieron en la ciudad de Cydon, en Creta, de ahí su nombre científico ( Cydonia oblonga). En Grecia, los membrilleros estaban consagrados a Afrodita. Este fruto era el símbolo del amor y la fecundidad.

Se cree que griegos y romanos introdujeron su cultivo en España, donde ya lo comían cocido y endulzado con miel. En época romana también se utilizaba para elaborar un tipo de orujo. A lo largo de la historia han sido muchas las civilizaciones que han valorado esta fruta, apreciada también por monarcas y aristócratas en la Edad Media, que lo consumían en banquetes y celebraciones.

Exteriormente es periforme, de color amarillo -dorado brillante cuando está maduro-, de 7 a 12 centímetros de largo y de 6 a 9 centímetros de ancho. Su pulpa es dura y muy aromática. Los frutos inmaduros son verdes, con una densa pilosidad de color gris claro, que van perdiendo antes de estar en sazón, aunque no se consumen al natural por su sabor astringente, sino en forma de dulce, mermeladas, confituras o jaleas. Asimismo, se utiliza para preparar gelatinas y macedonias.

Es una fruta con un alto contenido en fibra (pectina) y taninos, sustancia esta última que la aporta su paladar astringente. Destaca también por su aporte de minerales, especialmente potasio y sodio, además de ciertas cantidades de vitamina C y del grupo B. La pectina ayuda a suavizar y aliviar la irritación de las mucosas digestivas, mientras que los taninos tienen propiedades antiinflamatorias y se les atribuye una acción antioxidante.

La forma más habitual de consumir este producto del otoño es haciendo dulce de membrillo, aunque puede dar juego en la cocina de otras maneras, porque se puede incorporar a los guisos tanto por su sabor como por su aroma. Puede elaborarse en compota dulce o salada para acompañar elaboraciones de carne y pescado. También se puede cocinar y trocear y añadirlo a platos de legumbres, pasta o arroces. Su pulpa dura y terrosa se suaviza con la cocción.

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