Sí, la película ya ha sido contada unas cuantas veces: todos sabemos que el entrenador de corazón duro se derretirá al contacto de sus discípulos y aprenderá a quererlos, pero eso ocurre con todas las historias. Lo que importa es cómo se cuentan y el padre de "El milagro de P. Tinto" mantiene sus tics, que incluyen lo entrañable, lo surrealista y, sobre todo, lo más divertido, una chispeante incorrección que se agradece en una era propensa a censurar. La película de Fesser, una comedia en toda regla, aun con valles oscuros, busca emocionar; no lo esconde y lo logra con nota. Eso sin mencionar a un plantel que transmite naturalidad y entusiasmo. Para no "sub-estimar".
Una película en la que ganan todos