En los héroes a la fuerza la fotogenia es secundaria: aprietan los dientes y cierran los ojos para no ver el miedo de frente. Esos héroes no nacen hechos; se hacen tras un viaje, aunque les sigan temblando las manos. Son héroes como Hitnzpeter, el periodista que creía que ir, ver y contar valía la vida, el taxista que le ayudó y otros que lucharon por la libertad. De ellos habla "A taxi driver: Los héroes de Gwangju", una película de Corea del Sur sobre una masacre realizada por el Ejército en 1980. Tras una mitad cómica y relajada, la obra se lanza de lleno a secuencias que unen acción y conmoción (del público), pero sin perder el contacto con la humanidad de esos ídolos que no pretendían serlo.
Así se fabrican los héroes