Quizás Hong Sang-soo, de prodigalidad desbocada (tres películas en 2017), no crea que la fotografía pueda robar el alma, pero en "La cámara de Claire" parece suscribir el aviso que Isabelle Huppert (en una versión hasta dulce de sí misma) traslada a la musa del coreano, Kim Min-hee: no será la misma tras retratarla. Como tampoco se ve el mundo igual tras tamizarlo por la lente. Hong aplica el filtro de la cámara a las relaciones, las mismas, con mínimas variantes, en toda su obra, y las descompone con sencillez y la ventaja que da el contemplarlas así y desde un lugar situado en un nebuloso terreno metacinematográfico (filmada durante Cannes). La aparente naturalidad sigue siendo su sello.
La lente que destapa el alma