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La nueva era de la loza

La guerra europea al plástico revitalizará el empleo de porcelana y metales nobles en las mesas

La nueva era de la loza

La Unión Europea declara la guerra al plástico, y de forma indirecta fomenta el uso de materiales como la loza, la porcelana, el acero inoxidable y las diferentes aleaciones de metales nobles, que dan lugar a piezas intemporales y casi eternas.

La primera estrategia europea sobre plásticos, aprobada en enero de 2018, es parte de la transición hacia una economía más circular. Se prevé que protegerá el medio ambiente de la contaminación, al tiempo que incentiva el crecimiento y la innovación, convirtiendo así un obstáculo en un programa positivo para el futuro.

Entre otras cosas, se prohibirá la comercialización de productos de plástico de un solo uso para los cuales haya alternativas asequibles. El menaje doméstico, sobre todo el que se utiliza en celebraciones infantiles, en las fiestas de exterior y, en general, en las mesas informales de verano, dará un giro y se volverá un poco más elegante. Al fin y al cabo, merece la pena invertir en piezas que durarán para siempre (salvo que se rompan) y que serán sinónimo de belleza y buen gusto.

A la hora de elegir una vajilla debe mirarse el diseño, pero también las expectativas de calidad, manejo y mantenimiento. Tradicionalmente los platos, bandejas ensaladeras y cuencos eran de loza, cerámica, porcelana y cristal o vidrio. Todo indica que en los próximos años estos "clásicos" vivirán una nueva edad de oro.

Las vajillas de porcelana son las más preciadas entre las de material cerámico. Están hechas de caolín, cuarzo y feldespato. Con todos estos materiales se forma una pasta que se presiona y se cuece, se vitrifica y luego se vuelve a meter al horno. Finalmente se le da un acabado brillante y se decora.

Se trata de un material originario de China que hasta el siglo XVIII no se fabricó en Europa. La de Limoges, en Francia, es probablemente una de las más afamadas del mundo. La loza se cuece a temperaturas mucho más bajas que la porcelana.

En su estado natural el color resultante depende del barro que se haya utilizado para elaborar las piezas. El material resulta mucho más poroso, de menor dureza y más peso.

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