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La primera cosecha del 18

Mediado el año, cruzada la frontera de los grandes salones comerciales del cómic y encarando el tranquilo verano, es buen momento para echar la vista atrás y recuperar recomendaciones editadas este año. Producto nacional bruto. O más bien fino

Los personajes de "Los puenes de Moscú".

Lo que llevamos del año 2018 ya ha traído un buen montón de cómcis exccelentes, montante tan diverso como numeroso que, lo advertimos ya, no va a poder ser cubierto con toda justicia en este breve repaso. La variedad de estilos, de géneros y de intenciones del actual y diverso panorama de la historieta española tiene como primera consecuencia esta característica, no es fácil abarcarla. Pero por otro lado nos permite la posibilidad de un rápido repaso de algunos de los títulos y autores españoles más significativos.

Uno de ellos ha sido Albert Monteys. Por un lado, porque ha publicado dos obras en lo que llevamos de curso. Y por otro por las características de dichos trabajos, por su procedencia. "El show de Albert Monteys" (Astiberi Ediciones) es una recopilación de la serie que el creador de "Tato con moto y sin contrato" dibujó para la cabecera online "Orgullo y satisfacción". Por su parte "¡Universo!" materializa en papel el proyecto, aún vivo (se acaba de anunciar un nuevo número de la serie), que Monteys publica digitalmente para Panel Syndicate, la plataforma virtual de creación de historietas promovida por el dibujante barcelonés Marcos Martín (dibujante de series Marvel como Daredevil o Spiderman). Son dos trabajos que demuestran la amplia paleta temática de un autor que se mueve como pez en el agua dentro del humor ("El show de Albert Monteys" te arranca lágrimas de risa con su desparpajo, su imaginación y su dominio del gag y del dibujo de humor puro), pero que es capaz de abordar con magisterio el género de la ciencia ficción en el reflexivo "¡Universo!" (Astiberi Ediciones). Se puede decir que nos encontramos ante un Monteys en estado de gracia por partida doble.

Otro autor en estado de gracia es Alfonso Zapico, que en " Los puentes de Moscú" (Astiberi Ediciones) nos ha entregado la que posiblemente sea, hasta la fecha, su mejor obra. Zapico es uno de los más claros representantes de esto que hemos dado en llamar la novela gráfica. Las suyas han ido creciendo en calidad e intensidad a medida que el lector sentía la ascendente implicación del autor asturiano con aquello que narraba. En "Los puentes de Moscú" nos ofrece además toda una lección de dibujo cuya espontaneidad es fruto de un cuidado trabajo y de un esmerado talento gráfico. El cómic, que nos documenta un encuentro entre Eduardo Madina y el músico Fermin Muguruza, puede perfectamente ser uno de esos artefactos que atraiga, por su temática de plena actualidad (y por sus protagonistas).

También en esta primera mitad de año se ha publicado la nueva obra de Kim, autor famoso por su aportación a "El Jueves", Martínez el Facha, y que ha deslumbrado mano a mano con el guionista Antonio Altarriba en dos de las mejores obras publicadas en este siglo XXI: "El arte de volar" y "El ala rota". Kim vuelve, ahora en solitario, con "Nieve en los bolsillos: Alemania 1963" (Norma), ambiciosa novela gráfica de corte autobiográfico y que vuelve a poner a su autor en la primera línea de la actualidad editorial.

Kim representa al clásico capaz de renovarse con los tiempos sin renegar de su propio discurso como creador. Otro historietista que podemos considerar clásico es Daniel Torres, máximo representante de la línea clara española y creador de uno de los personajes más notorios de nuestro cómic: Roco Vargas. En 2017 Torres entregó una última aventura de su piloto espacial demostrando ya no solo una magnífica salud autoral, sino que aún era capaz de entregar una de sus obras más importantes y redondas. Por tanto su nuevo trabajo, "Picasso en la guerra civil" (Norma), que se edita en este mismo mes de mayo, puede ser una de las buenas sorpresas de la temporada.

Ración de nuevas generaciones

Pero el clasicismo, y la permanencia en dicho clasicismo, se ganan paso a paso, obra a obra a través de una trayectoria solida. El mercado español atesora no pocas firmas que ya se están labrando una posición destacable en el mundo de la historieta. Una de ellas es Roberto Montatore, que con "Cuidado, que te asesinas" (La Cúpula) entrega un tebeo fulgurante, a medio camino entre la tradición Bruguera y el underground, un relato sobre la creatividad y la amistad contada a ritmo de rock gamberro y diálogos deconstruidos e inimitables. Montatore es ya una realidad como lo es también Ana Galváñ, responsable de una de las obras más redondas, osadas e inteligentes de lo que llevamos de año: "Pulse enter para continuar". En este libro fabulosamente editado por Apa Apa, Galvañ nos ofrece una serie de relatos de corte futurista y cierto aire de crítica social. La experiencia de la lectura se enriquece con una puesta de página absolutamente subyugante y la más equilibrada intersección entre dominio del medio, experiencia y riesgo vanguardista que vamos a encontrar en las librerías hoy.

Otro autor de mirada muy personal que vuelve a estar de actualidad es Magius, que en "El método Gémini" (editado por Autsaiuder) aplica su poderoso sentido gráfico capaz de abrevar en la psicodelia, en el underground ochentero y en todas las tradiciones alternativas desde Daniel Clowes, amalgamadas en un estilo propio para ilustrar la vida del gánster Mike Dioguardi. Que inevitablemente también tiene sabor a Martin Scorsese y a la tradición del moderno "noir".

Y como anunciamos al inicio, se quedan en el tintero, o hay otras, obras que merecen elogios, pero como dice la frase, son todos los que están.

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