El mismo año en que Kubrick reinventaba la ciencia ficción, y de paso el cine, con "2001, una odisea del espacio", Polanski paría una de sus criaturas más memorables, "La semilla del diablo". Desde entonces ha pasado medio siglo y "Basada en hechos reales" no le ha salido tan imprescindible, aunque el estilo de su autor prevalezca como una reminiscencia de sus gloriosas intrigas. Polanski sigue en activo con 85 años, una edad en la que está justificado el parecerse a uno mismo tras una carrera con bastantes luces y alguna sombra vital profunda, y aunque al espectador le suene el truco, o eso crea, la partida tiene el suficiente atractivo como para seguirle el juego al director.