Hay que andarse con mucho ojo cuando se manejan mitos. Cuando están tan encumbrados como Han Solo (y, por extensión, su leal compañero de aventuras Chewbacca), es difícil estar a su altura. Este sería el principal reproche que se le puede hacer a esta obra que imagina sus inicios como contrabandista espacial. Alden Ehrenreich solo tiene un problema, pero gordo, no es Harrison Ford y la sonrisa del antihéroe más famoso de la galaxia se le resiste. El resto cumple con lo que se espera de la franquicia: aventura, amistad, compromiso con los débiles y, como en los últimos años, mucha acción, tan rápida que apenas se ve. Aunque hay respeto y cariño, la fuerza es débil en ella.
