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Gigantes de piedra

El poeta Manuel María cantó la belleza de las Penas de Rodas, los enormes bloques graníticos de Outeiro de Rei envueltos en misterio y encanto. Más ahora que se acerca el solsticio de verano

Muiño de Lousado. // queverengalicia.com

En un país donde las piedras hablan, tienen formas y poderes mágicos y donde el megalitismo ha dejado abundantes huellas, existe una nutrida representación de bienes adscritos al mundo de las rocas. En la parroquia de Santiago de Gaioso, en el concello lucense de Outeiro de Rei, existe un conjunto monumental lleno de encanto. Son las Penas de Rodas, enormes bloques graníticos que sorprenden por su tamaño y caprichosa belleza. Parece que están a punto de caerse y dominan un sugestivo paraje natural situado a más de seiscientos metros de altitud.

Cada 12 de agosto se celebra en el lugar una concurrida romería y se recuerda la leyenda de estos grandes penedos. Dice el cuento que uno de los gigantes de piedra está lleno de oro y hará inmensamente rico a quien consiga romperlo. Otro está lleno de alquitrán y su ruptura inundaría y asolaría toda la comarca. Nadie ha osado intentarlo, pero sí parece ser cierto que ya desde la época de los romanos este asombroso enclave fue observatorio astronómico, probablemente relacionado con el calendario agrícola, mientras que otras teorías aventuran que podría haber sido un altar indígena.

Hay diversas hipótesis sobre estas moles graníticas. Su larga historia podría ser un capricho diseñado por la erosión del viento, el agua, la lluvia y el granizo durante miles de años. Otra suposición ve en los grandes bolos la mano del hombre, ya que por su orientación, coinciden con la puesta de sol el día del solsticio de verano y de invierno, por lo que formarían un calendario solar. Sea como sea, las ciclópeas rocas forman un hermoso conjunto que merece la pena visitar.

Desde su elevado emplazamiento dominan una amplia panorámica de la meseta. Ubicado en el monte, en medio de un pinar, es un lugar propicio para el descanso y el ocio. Además este espacio natural, junto con otras superficies arboladas de la zona, sus ríos y lagunas, está declarado Lugar de Interés Comunitario integrado en la Reserva da Biosfera Terras do Miño. El poeta de la tierra, Manuel María, dedicó versos a estas piedras caprichosas: "En Gaioso, ollando a Chá/hai dúas penedas ergueitas/¡Semellan non ser verdá/redondeces tan ben feitas! (?)".

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