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El sueño de San Ero

Su historia está recopilada en una de las cantigas de Alfonso X El Sabio. Al noble don Ero se debe la fundación de uno de los monasterios más hermosos y mejor conservados de Galicia, el de Armenteira, junto al mítico monte Castrove, en Meis

Perspectiva del claustro. // Gustavo Santos

La máxima altura de O Salnés, con poco más de 600 metros, es el monte Castrove, rodeado de leyendas y de deslumbrantes panorámicas sobre las rías. En la falda de este ondulante mirador está Armenteira, cuyo origen está vinculado al caballero don Ero, fundador de la abadía cisterciense, que recibe a los visitantes perpetuado en piedra con un pájaro en el hombro. Al noble abad se debe la existencia de este conjunto histórico-artístico, uno de los más reseñables de Galicia.

Del pasado del monasterio y de sus monjes se sabe casi todo a través de los documentos escritos. La leyenda de San Ero se conoce principalmente porque fue recogida por el rey Alfonso X El Sabio en la cantiga 103, la que dice: "Quena Virgen ben servirá a Parayso irá". Tenía el buen caballero un palacio en Armenteira y, pese a estar casado, no lograba descendencia. Junto a su esposa pidió la intervención divina. Dios escuchó sus preces y les prometió herederos pero no biológicos, sino espirituales. Se lo transmitió a través de un sueño y ambos decidieron fundar dos monasterios.

El fraile deseaba conocer el significado de la eternidad y rezaba a menudo a la Virgen para encontrar respuesta. Un día, meditando por los parajes que rodean el cenobio, quedó cautivado por el trino de un pájaro. Cuando despertó de su embeleso habían pasado trescientos años. Se trata de una leyenda medieval que habla de la búsqueda del Paraíso, escrita en piedra sobre el dintel de la entrada al recinto del monasterio de Armenteira, cuyas obras se iniciaron en el siglo XII y terminaron en los albores del XIII.

La joya del conjunto es la iglesia, terminada de construir hacia 1225. Destaca por su sencillez y austeridad. Dirigida hacia el oriente, busca siempre la primera luz, aguardando la llegada del sol naciente, metáfora de Cristo. El espectacular rosetón calado tiene formas lobuladas y cambiantes, dispuestas en anillos. Bajo un macizo baldaquino de granito del templo se encuentra la imagen de Nuestra Señora, que aquí lleva el título de Virgen de la Cabeza.

Además del monasterio, Armenteira forma parte de la conocida Ruta del Agua y la Piedra, la antigua senda que recorrían los vecinos de Ribadumia para llegar al cenobio los lunes de Pascua. Cascadas, ríos, molinos y frondas envuelven este conocido entorno natural, que bien podría ser un rincón del edén buscado por San Ero.

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