Una fórmula sencilla pero eficaz: rock de barrio. La etiqueta la pone él mismo. El cantante y compositor Rubén Pozo llega este sábado a Vigo con su nuevo álbum y el tercero en solitario. Es de los que pegan directamente: sin rodeos, a golpe de guitarra y estribillos burbujeantes. Generoso también, y rebosante de eso que los especialistas llaman actitud, un intangible que define a la perfección la forma que tienen tipos como Rubén de enfrentarse a la música y particularmente al rock. Mañana estará en La Fábrica de chocolate en su único directo en Galicia y promete exprimir cada riff ante un público que siempre le ha entendido bien. El 'garito' es el hábitat natural -confiesa- para presentar "Habrá que vivir" (después de Javier Miñano, artista invitado). Y parafraseando, de Rubén Pozo se podría decir aquello de "Es solo rock and roll, pero me gusta".
-Vuelven las guitarras afiladas, el rock. Y vuelve la carretera. Has apostado por tus ideales, ¿crees que arriesgaste?
-No siento que vuelva a apostar por nada. Sigo haciendo lo que hago desde hace más de 20 años; mi música con guitarra. Hago rock, porque cuando hago algo, me sale rock. Quiero decir, que cuando abro la boca, me sale rock. Así hablo. Y por eso lo hago. No es una elección personal. Así que en este disco "Habrá que vivir" he asumido lo que soy. Y he grabado un álbum en consecuencia, con las canciones que tenía compuestas con la banda en el estudio, tocando todos a la vez, haciendo pocas tomas y sin darle muchas vueltas. Buscaba un sonido con un poco de adrenalina, de espontaneidad...
- Viendo la portada de "Habrá que vivir" y a la anciana he pensado: eso dirán los que protestan por las pensiones, ¿no?
-No, no habían empezado las protestas cuando se decidió esa imagen. La señora de la portada es mi abuela. Tiene 103 años. La verdad es que decidí poner una foto de mi abuela porque me apetecía poner a una mujer y mi abuela es mi mujer preferida. Y me parece rock and roll sacar a tu abuela en la portada de un disco: "Hagamos esto y divirtámonos un poco".
-Van tres discos. Después de "En marcha", un trabajo con cierto aire californiano, este álbum es más madrileño y pegadizo.
-La mejor definición me la dio una amiga... En realidad es una amiga de mi hermano, que escuchó el disco por primera vez y dijo: pero ¿esto que es?, "rock de barrio". Lo decía en plan despectivo. Mi hermano me contó que había torcido el gesto. Y una semana después, me la encontré. Me aseguró que había escuchado el disco otra vez y exclamó emocionada: "¡Es rock de barrio!", como levantando el puño, como si lo echara de menos.
-Cinco años después de iniciar tu camino en solitario, ¿aún hay algo aquí de Buenas Noches Rose?
-Quedan cosas, es parte de mí. Y algo habré sudado y se habrá humedecido por ahí... pero lo definiría así, como 'rock de barrio'.
-"Caperucita feroz", el primer tema, parece una declaración de intenciones. Habla de 'picar en rojo' e incluye una cita a Raimundo Amador y el gustito 'pá las orejas'.
-Sí, y la referencia también es a Pablo Carbonell, que es quien hizo la canción.
-"Algo que decirle al mundo" está liderando las visualizaciones on line . ¿Realmente y como expresa la letra te sientes en la resistencia?
-"Algo que decirle al mundo" habla por sí sola. Se me da muy mal explicar mis canciones; de hecho, creo que por eso las hago, porque no sé explicarlas de otro modo. Está entre mis canciones preferidas y me gustaría que la escuchase todo el mundo. Aunque solo fuera por esa canción ya merecería la pena el disco.
-Está producido por José Nortes, que he entendido que es la 'mano derecha' de Ariel Rot. Precisamente, Rot colabora en uno de tus temas, "De vena tonta".
-Ariel Rot para mí es el mejor guitarrista de rock español. Y siempre que digo esto la gente me replica: ¡pero si es argentino! Yo creo que ya está adoptado por España. Es la única colaboración que en el disco. Yo realmente quería que colaborase en una canción que se llama "Guitarra española", pero luego no me atreví a pedírselo. Por hacer el juego de que el para mí mejor guitarra española tocase esa canción. Al final, toca la guitarra eléctrica, y ha sido para mí un honor que se venga al estudio y que estuviera ahí aprendiendo la canción y buscando arreglos para mejorarla. Está entre mis preferidas del disco.
-Dices la única, pero has colaborado con Joaquín Sabina, también en "Llámame brisa".
-Sí, la escribimos en 2002. En el patio de la casa de Rota (Cádiz) de Joaquín. Con Benjamín Prado escribimos la mitad de la letra de la canción, menos la última estrofa. Ahora le puse la música y la estrofa que hace seis años se nos quedó pendiente. Es un homenaje a J.J. Cale.
-En otros momentos ha habido relación con Iván Ferreiro. ¿Se verán en Vigo?
-Iván Ferreiro es un derroche de generosidad, de talento, de canciones, y una de mis personas favoritas en el mundo, con un humor maravilloso. No sé si está en Vigo mañana, pero si está en la ciudad seguro que nos vemos.
-Tu única fecha en Galicia será en Vigo. ¿Es bien entendida aquí tu música, te sientes bien recibido?
-Vigo es una ciudad que siempre ha respondido muy bien. Yo tengo amigos como Nicolás Pastoriza, que sí que va a estar, porque ya me lo ha dicho. Acaba de sacar un disco maravilloso que se llama "PyME".
-Precisamente ha visitado estas mismas páginas hace solo dos semanas.
-Le tengo mucho cariño a Nico Pastoriza, que ha sacado un disco cojonudo. Es una alegría para mí volver a esa ciudad. Es mi única fecha en Galicia, y la voy a exprimir a base de bien. Voy a sacar todo. Presento "Habrá que vivir" pero tiraré de discos previos y habrá canciones rescatadas de bandas anteriores también.
-Es una sala pequeña, en la que tendrás mucho contacto con el público.
-Yo estoy presentando "Habrá que vivir" en 'garitos'. Lo digo con todo mi cariño, porque los garitos son mi lugar y es donde mejor suena lo que hago. Mi música se hizo para tocar en garitos. Significa tener a la gente cerca, sudar, cantar, saltar... y que todo el público, a pesar de las individualidades, esté bombeando la misma sangre que haya en el escenario, el mismo corazón del rock.
-¿Traes a la banda de siempre?
-Sí. A la batería está Ramón Cordero, al bajo Ángel Herranz y a la guitarra Manu Garaizábal. Y yo, al cante y el baile. (Risas)
-¿Quisiste usar jerga de internet? Entre las letras hay un 'Ola K ase', e incluiste el "aprender de los errores es bien" en el tema "Me quieres destrozar".
-La primera expresión tuve que dar un giro para usarla adrede. Pero "es bien", en mi panda de Alameda de Osuna lo usábamos desde que un grupo vino de Marruecos, para imitar ese tic que tiene al hablar en español el árabe. Era como una coletilla que se extendió en mi barrio; no es una expresión que use ahora sacada de internet.
-Así que no eres de los que denuncian que internet ha sido la ruina de los artistas.
-Desde el principio, desde que estoy en esto, nunca sido fácil. Esta profesión, este mundo, este sueño extraño de dedicarse a las canciones e ir tocando de lugar en lugar, para mí nunca ha sido fácil. Y nadie dijo que lo fuera, parafraseando a quien haya dicho esa frase. (Risas). También ahora para todos son momentos duros. No creo que en la música sea más difícil, solo que estamos en momentos mundiales complicados y hay que dar el callo. Quien está loco por la música lo hará, como yo, contra viento y marea y se pegará 10.000 veces de cabezazos o con los moros. Se levantará una vez más y se dará 11.000 golpes.
-Ha pasado un lustro, ¿te has librado ya de lo de 'ex de Pereza'?
-Lo que no me gusta es lo de 'ex'. Porque yo sigo siendo "Buenas noches Rose" o "Pereza". No es un extra. Es parte de mi vida, lo llevo dentro y forma parte de lo que soy ahora. Eso, el pasado, crea poso. Me explico: no soy 'ex', sigo siendo. Y no lo he arrancado de mi vida, así que me molesta. Si un día dejase la música, ¿sería ex Rubén Pozo? Pues es que, a lo mejor, por mi edad, ya soy 'ex' de muchas cosas.
