L a imprenta de Gutenberg llegó en 1473 a Barcelona y Valencia. A Sevilla en 1477 y a Salamanca en 1488. En 1472 lo hizo a un pequeño pueblo segoviano, que desde entonces da nombre al primer libro editado en España, "El sinodal de Aguilafuente". La obra contiene las actas y documentos del sínodo celebrado en la villa para abordar asuntos relacionados con la reforma del clero. El valioso incunable -impreso por Juan Párix- está depositado en la catedral de Segovia, y todos los años la localidad reconstruye este importante hecho histórico.
Aguilafuente está a 36 kilómetros de la capital castellana y puede presumir de un largo pasado. En el Aula Arqueológica, ubicada en la antigua iglesia de San Juan, se puede profundizar en la vida romana de esta población que cuenta con vestigios como la villa de Santa Lucía -de los siglos III y IV- o los restos visigodos hallados en el propio centro urbano, donde está la iglesia de Santa María. Tiene un ábside románico mudéjar y su interior, ampliado en el siglo XIII, fue modificado posteriormente en estilo barroco.
En este templo se celebró en 1472 el sínodo para reformar el clero de la diócesis de Segovia convocado por el obispo humanista Juan Arias Dávila, que daría lugar al primer libro impreso en lengua castellana, "El Sinodal de Aguilafuente". Cada primer fin de semana de agosto se realiza una representación multitudinaria del momento, que se ha convertido en un destacado referente de turismo cultural donde no faltan demostraciones de oficios antiguos, ciclos de conferencias, bailes y danzas medievales, entre muchas otras actividades.
Junto a Santa María se alza la muralla del Palacio de los Marqueses de Aguilafuente, que circunda los restos del edificio noble donde residía Don Pedro Zúñiga, marqués de la villa. Existen otras edificaciones señoriales como la Casa de los Pérez de la Torre, la de los señores de Ribera o la Casa de los García Valdés.
El edificio consistorial de Aguilafuente se encuentra en la Plaza Mayor del Sínodo. En la planta baja del Ayuntamiento se encuentra alojado el museo dedicado a uno de los grandes hijos de la villa, el escultor Florentino Trapero. Son 162 obras del artista, entre esculturas, moldes, bocetos y dibujos de quien fue también imaginero, restaurador y profesor. Muy cerca de la plaza se encuentra la Casa del Real Pósito, edificada en 1791, de una sola planta y con pinturas de época en su fachada.
En el entorno hay otros lugares de interés, como la ermita del Santo Cristo de la Peña o las lagunas de Cantalejo, un conjunto de humedales con gran diversidad de fauna y flora, donde habita la cigüeña negra.
