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Christina Rosenvinge: "Componer es mi columna vertebral"

Acompañada de su banda, formada por Juan Diego Gosálvez, David T. Ginzo y Manuel Cabezalí, la cantante madrileña llega a los escenarios de Ourense y Vigo con "Un hombre rubio", nueve temas producidos por ella misma

La cantante Christina Rosenvinge. // Víctor Garrido

Christina Rosenvinge vuelve con nueve temas de cuidadosa factura. "Un hombre rubio" es su décimo trabajo en solitario y supone un acercamiento a la figura de su padre, y también a las relaciones entre padres, madres e hijos en general. "Me encanta viajar a Galicia. Va a ser un fin de semana bastante salvaje", confiesa. De la mano de SON Estrella Galicia, esta noche estará en el Café & Pop Torgal de Ourense, a partir de las 20.30 horas, y mañana en los Radar Estudios de Vigo, a las 21.00 horas.

-Este disco sale de una especie de duelo que no terminó de aflorar en su momento tras el fallecimiento de tu padre, ¿cómo te sientes con el resultado?

-Estoy muy contenta con el resultado y creo que se ha entendido muy bien. Habla de una cuestión universal como es la relación entre padres e hijos y por eso todo el mundo puede identificarse de alguna manera. Sobre el duelo, en su momento no lo pensé tanto como un duelo sino como un momento de reflexión y superación. Realmente mi padre murió hace mucho. Mi punto de vista cambió al escribir la canción "Romance de la Plata" y fue muy bonito porque al intentar entenderle como hombre, y no como padre, le pude ver con mucha más compasión. El resto del disco ya no habla tanto de mi padre, hablo de esa relación paterno filial desde otros puntos de vista.

-¿Crees que a tu padre le habría gustado el álbum?

-El tema "Romance de la Plata" sí porque es un romance clásico en toda regla, escrito en un tono lorquiano. Es precisamente lo que a él le hechizó de la cultura española. Pero la música rock no creo que la hubiera entendido, él era de la época de Duke Ellington.

-¿"Un hombre rubio" es un ejercicio de empatía?

-Claro, he hecho a mi manera un montón de investigación. Durante un tiempo le preguntaba a todo el mundo por su relación con su padre. Y encontré unas historias fabulosas, de hecho el disco podría tener continuidad, porque mientras las madres son una presencia constante en la vida de los hijos, los padres entran y salen, viven en otras casas o directamente han desaparecido del mapa. Aunque siempre, al final, encuentro lo mismo: la necesidad de tener el aprecio, el cariño y el reconocimiento del padre. Es una necesidad que está en todos. Y digo del padre porque el de la madre viene dado.

-Has comentado que el proceso creativo en esta ocasión fue diferente, ¿por qué?

-Lo hice de forma muy intensa. Me metí de lleno y lo compuse de forma muy rápida. Había acabado la gira y tenía muchas ganas de continuar tocando, no quería pararme, así que me metí en mi casa y en tres meses lo tenía acabado. Luego vino la grabación.

-¿Cómo lograste posicionarte en ese "yo masculino" para componer?

-Era un desafío que considero imposible, sobre todo en ese tipo de masculinidad. Busqué testimonios escritos desde esa masculinidad hermética, emocionalmente tronchada, y me costó muchísimo. No encontré en la literatura muchas referencias... Al final me lo inventé un poco y tomé como guía una frase del Cordobés cuando salió del juicio con su padre: "Yo tuve un padre de humo, quiero que mis hijos tengan un abuelo de verdad". Me pareció que él concretaba muy bien lo que yo buscaba.

-Llevas muchos años hablando de feminismo, sin embargo, parece que esto sigue siendo un acto subversivo, ¿has percibido alguna mejoría?

-He percibido una mejoría muy grande. Al menos ya no es una palabra maldita. Hace dos años hablaba de feminismo y la gente todavía pensaba que era lo contrario de machismo; y lo interpretaban como supremacía de la mujer. Ahora ya está claro que eso no es así, con la excepción de algún columnista obcecado en la antigüedad, todo el mundo sabe que feminismo significa poner a las mujeres al mismo nivel que a los hombres. Por otro lado, hemos ganado mucho. Hay una nueva generación de mujeres que se han incorporado a esta forma de pensar y se está dando una reflexión entre los hombres. Esto es muy valioso porque significa que la sociedad está tomando conciencia de la desigualdad. Las mujeres hemos salido al mundo laboral, pero los hombres no han llegado a implicarse en el trabajo que hay que hacer para la familia.

-¿Cómo es ser mujer, artista y haber cumplido los 50?

-Es un logro. Estoy viviendo un momento muy dulce porque mis hijos son adolescentes y he recuperado tiempo, puedo hacer viajes más largos y no estoy sujeta a tanta responsabilidad. En la música también existe la media jornada, cuando tienes niños pequeños no puedes ir de gira ni estar en un estudio durante un mes sin aparecer por tu casa.

-Cuando empezaste a los 16 años parecía que todo estaba por hacer en el pop en castellano, ¿has logrado hacer todo lo que querías?

-Nadie consigue hacer todo lo que quiere. Y no estaba todo tan por hacer, la Movida quiso hacer un corte, pero luego se ha visto que se puede hacer una línea continua. Reconozco que los discos de mi hermana mayor de Paco Ibáñez me gustaban muchísimo y supusieron también una influencia para mí.

-¿Algún proyecto pendiente?

-Lo que quiero es hacer mejor lo que hago. Quiero escribir para otros, me interesa hacer música para películas y estoy preparando un libro, pero todo eso es un complemento a componer, que es mi columna vertebral, lo más importante para mí.

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