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Luz al final del invierno

La cantante gallega ofrece en Vigo, y ante un auditorio abarrotado, el segundo concierto de su gira española

Luz Casal, en una imagen de su disco "Que corra el aire".

Chupa de cuero sobre vestido de seda. Así aparece Luz Casal en la portada de VISADO. Una indumentaria que simboliza la propuesta de su último disco, "Que corra el aire": canciones de rock, pop, baladas y también un bolero. La Luz de "Rufino", la de "Piensa en mí" y todas las que hay en el medio, que son muchas y muy buenas. Y con un sonido puesto al día por Ricky Falkner, el productor de referencia en el indie español.

Esta semana volaron las últimas entradas para ver a la cantante de Boimorto en el Mar de Vigo. Se diría que, después de varias semanas encadenando borrascas, y tras casi un lustro sin nuevas canciones, el público vigués tiene ganas de Luz. Fue precisamente la cantante gallega quien inauguró el auditorio de Beiramar con un concierto en otro día de marzo, pero de hace siete años.

Luz vuelve, además, con un álbum que es un soplo de aire fresco, con un sonido muy actual y espectacular, dotado de la viveza del directo, fruto del buen hacer de Ricky Falkner. El barbudo exmiembro del grupo alternativo Standstill es vocalista y bajista de Egon Soda y productor de los últimos trabajos de Iván Ferreiro, Love of Lesbian y Quique González. Dicen que Luz Casal se fijó en él porque le gustó el álbum más reciente del madrileño, el excelente "Me mata si me necesitas".

Además del propio Ricky Falkner, tocaron en el disco Jairo Zavala, más conocido como Depedro, y Diego García, alias "El Twanguero", uno de los guitarristas de sesión más cotizados del país.

Ha dicho la cantante de Boimorto que el título de "Que corra el aire" se refiere en cierto modo a que quería ventilar su vida: "Regenerar mis espacios al modo que el viento arrastra la hojarasca".

Lanzado el pasado 2 de marzo, "Que corra el aire" es el primer material inédito de Luz desde "Almas gemelas", de 2013. Contiene 11 nuevas canciones y se inicia con el corte que le da título, un tema muy rockero y enérgico, repleto de guitarras afiladas, y que demuestra que Luz, cerca de convertirse en sexagenaria, puede todavía poner patas arriba un pabellón de deportes, como hacía en sus tiempos de "Loca" y "Pedazo de cielo".

Dedicatorias

"Miénteme al oído", con aires country-rock gracias al empleo del pedal steel, es el primer sencillo de un trabajo que tampoco olvida el bolero -en la canción "Quise olvidarte"- ni la faceta más sentimental de la gallega: en "Lucas" un tema dedicado a un niño amigo que murió de encefalitis; y "Meu pai", con letra dedicada a su padre, y que cuenta cómo su progenitor emigró de la aldea coruñesa de Boimorto a Avilés, sin haber visto nunca antes el mar, y con Luz como un bebé de seis meses en sus brazos.

El álbum contiene también una morna, un género típico de Cabo Verde próximo al fado y cheo de saudade.

Pero la Luz que ha superado el cáncer, que ha levantado un festival benéfico en su pueblo y que ha conseguido recaudar 117.000 euros para la biopsia líquida, está lejos de dejarse invadir por la nostalgia. Al fin y al cabo, vivimos "días prestados", como canta en la alegre canción del mismo título, y "nuestras horas son minutos que se rompen con la noche en mil pedazos". Carpe diem.

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