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Viaje a La Alcarria

Retratado en las páginas de Cela y José Luis Sampedro, el municipio guadalajareño de Trillo tiene en sus puentes, termas y ríos parte de su historia

Interior de la iglesia de la Asunción. //Fotonazos.es

Cercado en aguas, los puentes sobre el Tajo son la seña de identidad de Trillo, bella población alcarreña con interesantes parajes en su entorno y llena de historia. Forma parte de la Alcarria literaria de Cela y es también su gran oasis. Se sabe que los romanos tuvieron asentamiento en Trillo y ya se aprovechaban de los beneficios de sus aguas termales. Carlos III ideó la explotación de los baños, que se inauguraron en 1778. Junto a las instalaciones se crearon jardines, paseos y fuentes que atrajeron a ilustres visitantes a lo largo del tiempo.

El agua acompaña siempre en esta hermosa población, como en la Casa de los Molinos, situada junto a un espectacular salto del río Cifuentes. Es el edificio más antiguo de la villa, mencionado por primera vez, junto con los otros molinos existentes, en una serie de documentos de la época del reinado de Fernando IV de Castilla. Aquí se cortaba la madera que era transportada por el Tajo por los intrépidos gancheros, novelados por José Luis San Pedro en "El río que nos lleva", y que iba desde Peralejos y La Escaleruela hasta Trillo, Aranjuez y Toledo. Hoy ubica el museo Prometeion, un Centro de Interpretación de la Energía, un equipamiento innovador que repasa la relación del hombre con la energía a lo largo de los siglos.

Enfrente se encuentra el otro museo que hay en Trillo, el Etnológico, ubicado en la antigua ermita de San Blas. Siguiendo por la calle del mismo nombre se llega a la Plaza Mayor, donde está el Ayuntamiento y la iglesia de la Asunción, de mediados del siglo XVI, hermosa por dentro y por fuera, con un interesante retablo renacentista. Desde la parte más alta de la localidad se divisan magníficas panorámicas, especialmente desde sus dos montes gemelos conocidos con el nombre de Tetas de Viana, declarados Monumento Nacional, y toda una referencia geográfica de La Alcarria.

Además de recorrer el pueblo, con el puente, la picota, las calles típicas -frescas siempre por las aguas- y su arquitectura, es obligado seguir el camino que el propio Carlos III transitó camino del balneario que él mismo hizo construir. Los alrededores permiten paseos por el río Tajo. Hay mucho más que visitar en este municipio literario. Siguiendo un camino que sale del pueblo y atraviesa paisajes junto al río se llega hasta el monasterio de Óvila, un viejo cenobio de larga historia y curiosos avatares cuyas piedras transformadas en adoquines han servido de pavimento de ciudades como Cádiz y Vigo. En el año 1930 fue vendido al magnate de la prensa norteamericana W.R. Hearst, quien hizo desmantelar la iglesia, el refectorio, la sala capitular y parte del claustro, para llevarlo a su país en barco y allí reconstruirlo. En 1931 fue declarado Monumento Nacional.

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