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Huellas del Camino

Su historia está ligada a la Ruta Xacobea. El concello lucense de Portomarín, reconstruido piedra a piedra antes de quedar bajo las aguas del embalse de Belesar, es una de las etapas históricas más importantes de peregrinación a Compostela

Fachada de la iglesia de San Nicolás.

En las riberas del Miño, el viejo Portomarín quedó sepultado bajo las aguas del embalse de Belesar, construido en la década de los años sesenta. Pero la hermosa villa lucense de tradición medieval fue trasladada piedra a piedra al Monte del Cristo y ahí sigue, rodeada de un fértil valle fluvial y contando a cada paso el periplo jacobeo.

El burgo medieval de este municipio fue y es una de las etapas más importantes de la ruta de peregrinación a Compostela. El antiquísimo puente que utilizaban los devotos del Apóstol no existe ya -el Pons Minea citado en el Códice Calixtino-, pero sí se conservan los principales monumentos de esta villa histórica. Como la iglesia románica de San Pedro y la imponente iglesia fortaleza de San Nicolás, uno de los más bellos templos de este estilo del Camino. Construida a finales de siglo XII por discípulos del Maestro Mateo, la portada principal muestra precisamente la influencia del Pórtico de la Gloria de la catedral de Santiago..

Erguida por la Orden de San Juan de Jerusalén esta iglesia tenía bajo su control el puente que atravesaba el Miño y el cuidado del hospital de peregrinos, de ahí su aspecto de fortificación. Cuenta con tres magníficas portadas esculpidas, decoradas con todo el simbolismo románico. Destaca también el rosetón de la fachada y la decoración de sus puertas, especialmente la del lado sur con motivos naturales y la representación de los veinticuatro ancianos del Apocalipsis rodeando al Salvador. Fue declarada Monumento Histórico Artístico en 1931.

De la vieja villa también fueron trasladados piedra a piedra algunos de los antiguos palacios medievales, hoy situados en la plaza principal del concello, como el Pazo del General Paredes o Casa del Conde de la Maza (siglo XVI), hermoso ejemplo de arquitectura civil y hoy sede del Ayuntamiento. Al sur de la plaza aparece la Iglesia de San Pedro, con una hermosa portada románica del siglo XII, y a su lado el Pazo de la Marquesa de Bóveda y Limia o Pazo de Berbetouros (siglo XVIII), edificios ambos trasladados desde el antiguo barrio de San Pedro desde el viejo Portomarín.

En la entrada del pueblo, junto al viaducto construido para salvar el embalse, fueron trasladados desde su primitivo emplazamiento un arco del puente viejo sobre el Miño, de origen medieval y basamentos romanos, y la capilla de As Neves, de origen románico, construida en mampostería, con nave única y espadaña en la fachada.

El embalse le añade un elemento de misterio a la villa. En épocas de sequía se pueden observar los restos del antiguo pueblo sumergido bajo las aguas.

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