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lo nuevo viejo

Hace cuatro años Deep Purple editó "Now What?", con una versión poco afortunada del clásico "Highway Star", que significaba su regreso al rock duro en este segundo milenio. El organista Don Airey hace que no se eche de menos a Jon Lord, que murió el 16 de julio de 2012, mientras Ian Paice sigue en la batería tan fresco como hace cincuenta años y Ian Gillan hace lo que puede (mucho) con su voz.

Y estos días ha aparecido "Infinite", su último (¿definitivo?) disco, que hace el número 20 de su carrera. Se promociona como "El álbum rock del año" y viene acompañado de las letras de las canciones y de un excelente documental de casi 100 minutos narrado por Rick Wakeman que recoge las sesiones de grabación en Nashville y Toronto, en las que destaca la labor del productor Bob Ezrim, con momentos conmovedores, como el recuerdo de Jon Lord y las declaraciones del guitarrista Steve Morse sobre los dolores en sus manos a causa de la artritis.

Con "Infinite" Deep Purple rescata el sonido de los viejos tiempos, ahora más sofisticado, en temas como "Hip Boots", "One Night in Vegas" y "On Top of the World" y retoma el rock and roll clásico con "Get Me Outta Here", con una melodía muy parecida al "Rock de la cárcel". La sensación de infinito que el grupo quiere transmitir está en la introducción de "Time for Bedlam", una especie de canto gregoriano a una sola voz, y en "The Surprising". El cierre, "Broadhouse Blues", es un viejo tema de los Doors compuesto por Jim Morrison y Ray Manzarek, que Deep Purple acompañan con armónica y piano y que pone un brillante broche final a la grabación.

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