Tras los conciertos de este fin de semana, el XXV Festival Internacional de Jazz y Blues continúa a partir del próximo lunes y hasta el miércoles en la Praza da Ferrería (todas empezarán a las diez y media de la noche) con las actuaciones de las que sin duda son las figuras estelares de esta edición.
El primero de estos conciertos es el que protagonizarán Cory Henry and The Funk Apostles. Henry es un gran virtuoso de los teclados en cuyo curriculum figuran colaboraciones con Bruce Springsteen o Kenny Garret. Con influencias muy variadas que van de James Brown a Michael Jackson o Stevie Wonder, su música abarca el jazz clásico, el soul, el rock o el funk. En 2014 obtuvo un Premio Grammy a la mejor actuación de rythm&blues junto a Lalah Hathaway.
El martes, Día de Galicia, será el turno de DeRobert and The Half-Truths, banda liderada por DeRobert Adams, cantante negro nacido en Tennessee, que tiene como escuderos a dos excelentes músicos: Nick Devan y David Singleton. Juntos han creado un sonido único que parte del country más puro con denominación de origen en Nashville para mezclarlo con melodías evocadoras del estilo soul, lo que ha dado lugar a una marca propia que ya se ha empezado a popularizar: el "Nasville soul".
La vigésimo quinta edición delfestival pontevedrés contará para su cierre, el miércoles, con Gregory Porter, un artista considerado hoy en día como uno de los más destacados vocalistas y compositores de jazz/soul de su generación (nació en 1971 en Sacramento). Con una carrera fraguada a ritmo lento, no sería hasta 2004 cuando, tras haberse trasladado a vivir a Nueva York, cuando empezaría a ser conocido y reconocido entre los clubes de jazz de la ciudad. Tras grabar dos discos con Motema, en 2013 es fichado por Blue Note Records, con el que graba y publica el disco que significó su definitivo lanzamiento: "Liquid Spirit".
Gregory Porter es un hombre que asombra por su imponente presencia física en el escenario, donde despliega un carisma muy especial. Su altura y corpulenciam su permanente sonrisa y su cartacterística gorra, que empezó a usar para disimular algunas cicatrices quirúrgicas, pero que decidió seguir utilizando precisamente por conferirle un aspecto plenamente reconocible, lo dota de un áurea única si bien, por encima de todo, lo que caba entusiasmando al público que acude a sus conciertos es su enorme y potentísimo chorro de voz.
