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El agua y la roca

El río muestra sus secretos en forma de cascadas, rápidos y piscinas naturales. Muy cerca de Combarro, en Poio, las fervenzas de O Pereiro son una obra de arte de la naturaleza.

Cascada da Freixa Alta. // T. Gradín

Es uno de esos rincones llenos de encanto de la Galicia mágica, hechizada por la fronda, las corrientes y las rocas. El agua salta la piedra dejando como regalo hermosas fervenzas. Son las cascadas de O Pereiro, en Poio, muy cerca de Combarro, que bajan alegres y cantarinas para deleite del caminante, formando a su paso numerosas pozas aptas para el baño.

El Pereiro nace en los montes de Castrove y desemboca en la playa de Campelo. Curso abajo va dejando molinos, rápidos, caídas de agua y remansos entre granitos y gneis. Llegar es fácil siguiendo por la carretera de Pontevedra a Sanxenxo; un poco antes de llegar a Combarro un cartel indica Pereiro y Casalvito. A partir de ahí hay indicaciones hasta las fervenzas. Los líquenes y el musgo cubren las rocas y en el entorno aparecen eucaliptos, carballos, alisos y otras especies árboreas que pincelan el sendero, cruzado por puentes de madera y regatos que alimentan la corriente principal.

La cascada da Freixa Alta es una de las más espectaculares por ser la que tiene más metros de caída. Siguiendo la ruta aparecen otras de menor porte pero igual de hermosas como la de Pindilleira. El río deja escuchar su música en cualquier época del año, además de muestras de arquitectura popular como los molinos que hay a su paso, algunos restaurados y visibles con todas sus piezas. Aparte de disfrutar del paseo es posible acercarse a otros lugares de interés y proseguir la ruta hacia Combarro, declarado hace décadas Conjunto Histórico-Artístico por su armoniosa y serena estampa. El pueblo marinero está construido directamente sobre roca granítica con sus inconfundibles cruceiros, las casas de piedra y los hórreos que se han convertido en su símbolo más emblemático.

A escasos kilómetros de la villa se encuentra otro punto de parada obligatoria en Poio y en esta ruta, su monasterio mercedario, famoso además de por su arquitectura y sus claustros, por su biblioteca de más de 80.000 volúmenes. Desde la época medieval la historia de Combarro está ligada al cenobio, ya que existen documentos que atestiguan que en el siglo XII tanto la villa marinera como la cercana Isla de Tambo fueron donados por la reina Doña Urraca a la abadía.

Es posible hacer el recorrido corto (solo subida a las fervenzas) o enlazar con otros trayectos señalizados en el concello, como el de los Muiños de Samieira o el de los Muiños da Freixa.

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