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Cuando el invitado no quiere irse de tu casa

"Life", con Jake Gyllenhaal, y Ryan Reynolds, parte de la misma premisa que "Alien" para construir una historia de terror espacial con giros inesperados

Daniel Espinosa - Un vida en tres continentes - Nacido en Suecia de padres chilenos y criado en África, Daniel Espinosa (Trångsund, Estocolmo, 1977) llamó la atención de Hollywood cuando su tercer largometraje, "Dinero fácil" (2010), fue número uno en la taquilla sueca y la primera película en desbancar a "Avatar" del primer puesto de la taquilla en el país nórdico. La película fue adquirida por la poderosa compañía The Weinstein Company para su distribución en los Estados Unidos, y se está trabajando actualmente en una versión para el mercado americano. En 2012 dirigió "El invitado", película de acción protagonizada por Ryan Reynolds y Denzel Washington, y que le asentó en Hollywood al lograr unos ingresos de taquilla de unos 180 millones de euros. Espinosa estuvo en conversaciones para dirigir la adaptación cinematográfica de "Assassin´s Creed" (2016), pero fue reemplazado por Justin Kurzel.

No sabemos si la criatura de "Life", que se estrena hoy en España, hace el octavo entre los pasajeros de la Estación Espacial Internacional (ISS, por su nombre en inglés), pero es obvio que esta historia la hemos visto antes. Las comparaciones con "Alien" (1979) y con su consiguiente saga fílmica son, más que odiosas, inevitables. Pero además de los consabidos sustos, el suspense y la acción en medio del atronador silencio del espacio, esta nueva película de terror cósmico aporta -o eso aseguran sus productores- una base científica más real.

La idea para la película surgió cuando la nave Curiosity llegó a Marte, el 6 de agosto de 2012, una fecha que será recordada en la historia de la Humanidad como el comienzo de algo muy importante. Entre otras cosas, el vehículo (rover) protagonista de la misión se encargó de investigar la capacidad pasada y presente de Marte para alojar vida. Los productores David Ellison y Dana Goldberg se preguntaron que pasaría si el vehículo descubriese vida unicelular en Marte y la llevase de vuelta a la Estación Espacial Internacional para analizarla. Y si esa forma de vida creciese y terminase resultando hostil, algo de lo que ya advirtió el famoso científico Stephen Hawking, quien recordó que la vida extraterrestre puede no ser en absoluto amistosa.

Los recientes descubrimientos de exoplanetas y el hecho de que se hallasen microbios de 50.000 años de antigüedad dentro de cristales hacen que la historia sea hoy más creíble que hace casi cuarenta años, cuando Ridley Scott creó "Alien". El director de "Life", el sueco Daniel Espinosa, los guionistas y los productores de la película estuvieron consultando con astrobiólogos, expertos en medicina espacial y otros muchos científicos para basarse en principios biológicos reales como inspiración para crear una criatura terrorífica. El argumento -sostienen- plantea algo que podría pasar actualmente, no dentro de cien años; es más un hecho científico que ciencia ficción.

Es cierto que la NASA y otras agencias espaciales están discutiendo la posibilidad de traer muestras de Marte a la Tierra, pero según precisó esta semana Catharine Conley, responsable de protección planetaria de la agencia espacial estadounidense, es poco probable que dichos materiales fuesen enviados a la Estación Espacial Internacional, lo que convierte la premisa de la película en escasamente verosímil.

Los astronautas de la misión Apolo trajeron a la Tierra medio millar de rocas lunares, tantas que a algunas de ellas se les perdió la pista. La misión OSIRIS-Rex de la NASA está en una misión para traer una muestra de un asteroide en 2023, y la Mars2020 planea recoger muestras de suelo y rocas que podrían ser captadas por una misión de retorno de muestras más tarde. La cercanía de la ISS a la Tierra podría ser una razón para enviar las muestras allí, pero posiblemente no tendría sentido en una situación real, según declaró la experta de la NASA a Space.com. Si se encontrasen en Marte ciertas formas de vida, como bacterias o líquenes, se podría decidir enviar astronautas a Marte para realizar estudios adicionales o traer muestras a la Tierra, pero sería improbable que el destino fuera un laboratorio en órbita terrestre, explica Catharine Conley.

A los guionistas, Rhett Reese y Paul Wernick, se les ocurrió que el alienígena podría ser un organismo unicelular que va dividiéndose múltiples veces hasta que se convierte en un ser vivo complejo capaz de desenvolverse en el entorno. "No tiene una inteligencia superior, es una combinación de células que no se diferencian -destaca Reese-. Un cuerpo humano tiene células especializadas; musculares, nerviosas, de la sangre... Y todas estas células desempeñan funciones distintas. Pero en este alienígena cada célula desempeña todas las funciones por sí mismas. Cada célula es ocular, muscular, nerviosa... Eso hace que sea una criatura tremendamente adaptable".

Ese nuevo tipo de criatura alienígena recibe un nombre en la película, Calvin, y el director de la película, Daniel Espinosa, se inspiró en un ser vivo real, el moho del fango, para idearla. Este moho, semejante al blandiblub, y que al crecer toma apariencia de hongo, se compone de células individuales que trabajan juntas como una unidad. En 2000, un científico japonés, Toshiyuki Nakagaki, entrenó este organismo para encontrar el camino de salida más corto de un laberinto. Este comportamiento de una masa informe y sin cerebro lo denominan los científicos "inteligencia emergente".

Es posible que después de leer esto y ver la película vea las setas y el musgo de forma diferente. Mientras tanto, el terror está a 400 kilómetros de distancia de la Tierra, en la Estación Espacial Internacional.

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