La ciudad New Poole no es un lugar idóneo para vivir. Salpicado de inexplicados apagones generales, su sociedad se ha convertido en una fauna de cazadores y cazados con una sensación de inseguridad e ingobernabilidad generalizada. Estamos en plena campaña electoral en New Poole. Este es el marco y el momento que Marcos Prior retrata en "Necrópolis", su último cómic.
Prior es un autor ya veterano, que comenzó en los años noventa en el colectivo "Producciones Peligrosas". Sus obras más recientes revelan a un autor de insistente y crítica mirada político-social, con cómics ya de referencia como "El año de los 4 emperadores" (Diàbolo, 2012). "Necrópolis", abundando en sus signos temáticos y estilísticos, debería ponerle en boca de todos porque llega en el momento justo. Inmersos en unas post elecciones con resultados inauditos en nuestra monarquía parlamentaria y convertido el juego político en lo más parecido a un circo con gotas de "whodonneit" impredecible, el libro de Prior es un espejo ficcional necesario para distanciarnos y leernos a nosotros mismos en clave crítica.
Futuros cercanos nada halagüeños, políticos casi bufonescos, tejido social anímicamente vapuleado, todo se mezcla en un caldo en ebullición que disecciona los días de la campaña para la alcaldía de New Poole. Para abordar estos temas con hondura, temas que no eran habituales en el mundo del cómic antes del triunfo de la novela gráfica, Prior ha ensayado y desarrollado métodos narrativos innovadores y bastante particulares. No te vas a encontrar demasiados cómics como "Necrópolis", porque pocos autores enfrentan los objetivos que tiene Prior como creador. Y para hacerlo hay que buscar soluciones nuevas.
Marcos Prior bucea en el Frank Miller de los últimos ochenta, que es sin duda el más claro referente de "Necrópolis", pero dinamitando la narración ortodoxa en una suerte de hiperenlaces narrativos y estilísticos que dibujan un plano social, el de New Poole, antes que una historia lineal (aunque la hay).
Fondo y forma renovadores para los tiempos que corren, y sobre todo, un autor siempre crítico que parece querer meter el dedo en la llaga no desde la visceralidad, sino desde el estudio sereno de estos tiempos que corren convulsamente.
