Aunque Alejandro Amenábar ha filmado un clásico, una película que bebe de maestros del suspense como Hitchcock, en la que late el espíritu del Polanski más inquietante, lo ha hecho de forma tan discreta que sus virtudes quedan como relegadas a segundo plano, lo mismo que esta producción en el conjunto de una obra a la que hay que aplaudir la coherencia.
Entre los mayores logros del cineasta está el dar la vuelta a los clichés del cine de terror y hacerlo sin estridencias, pero sobre todo el profundizar en los miedos irracionales que acompañan al ser humano desde que se puso a andar sobre dos piernas. Como "El anticristo" de Trier, "Regresión" es un estudio sobre los ángulos muertos de la especie, con un especial énfasis en uno de los terrenos más hollados por el cine, la maldad, desde una implacable lucidez.
