A Berta siempre le dijeron que era capaz de todo: "Ese puedo con todo era mis ganas de volver a ser la Berta que era antes del accidente". Un accidente, al tirarse a una piscina, que le provocó una lesión medular que la dejó tetrapléjica. Aun así, la discapacidad no cambió sus planes. Estudió medicina, aprobó el MIR y obtuvo una plaza como médica de familia. Firmó su contrato "con las dos manos sujetando el boli, en la silla de ruedas. Me vieron". Pero un día antes de comenzar Salud Laboral la declaró no apta: "El primer error fue decir que no puedo hacer algo cuando ni siquiera me han examinado para llegar a esa conclusión". Siente que la han incapacitado injustamente y, aunque le ofrecen una alternativa en la especialidad de Medicina Preventiva y Salud Pública, tampoco le garantizan la incorporación: "Me da mucha impotencia porque siento que estoy luchando por algo que ya he logrado, porque yo he ganado mi plaza". Y no se rinde. Reivindica su oportunidad, "que cuente más lo que haces que lo que no puedes hacer", para demostrar hasta dónde puede llegar.