Tras dos años complicados para el sector, la aparición de la variante del virus ha caído como un jarro de agua fría entre los parques de ocio infantil que han tenido que volver a readaptarse a las circunstancias. El miedo de los padres, los positivos y los confinados convierten el día a día en una alerta constante de cancelaciones o aplazamientos imposibles de controlar, pero en la adaptabilidad reside el secreto de estos negocios: fiestas temáticas, a la carta o basadas en talleres sustituyen actualmente a las piscinas de bolas y las colchonetas. Todo con el objetivo de evitar al máximo los contactos.