El Juzgado de Instrucción nº2 de Marín, en Pontevedra, envió a prisión a un monitor en prácticas que trabajaba en la piscina municipal por presuntas agresiones sexuales a seis menores. El momento en el que el detenido entraba en los juzgados, miró cara a cara a las familias de las niñas hasta tres veces, provocando momentos de tensión. Los padres reaccionaron con gritos, insultos y una avalancha en su contra, manifestando así su impotencia. La rabia explotó y por mucho esfuerzo que hiciese la policía, la ira era incontenible.