Con una espesa niebla como único horizonte el camino se pierde en un paisaje inhóspito en el que aparecen pequeños glaciares propios de un entorno polar inhabitado. Sin embargo, no hemos salido de la península y la carretera nos lleva hasta Peña Trevinca, el punto más alto de Galicia situado en la provincia de Ourense. Y allí, a más de 1.800 metros de altitud, encontramos a Antonio. Vive solo en este lugar donde cuida de un hotel que permanece cerrado por la pandemia. Cuando se asoma al balcón en los días de ventisca su mundo se congela al igual que todo lo que le rodea. Los muros se cubren de hielo, el temporal enturbia las vistas. Es como si la vida aquí se detuviera a la espera de que el deshielo descubra lo que se oculta bajo la nieve.