Al norte de la nueva colada avanza un frente de menor extensión pero enorme poder detructivo. Se ramifica en varios dedos que están devorando todas y cada una de las empresas del polígono industrial del Callejón de la Gata. Vemos las llamas junto a la lengua de lava en una industria situada junto a un desguace de vehículos que parecen condenados, porque ya divisamos fuego en uno de los límites del recinto. Aislada entre dos lenguas apreciamos, como sitiada, lo que parece ser una cementera, con varias hogueras que provocan una humareda mucho más espesa. En la zona hay también un punto limpio y una industria de productos agrícolas. Hay maquinaria pesada, por ejemplo dos camiones hormigonera, que están semienterrados por el curso de lava. Avanza lenta pero inexorable, provocando una destrucción que es fácil de distinguir a tiempo real gracia al vuelo de los drones. Desde la distancia, el humo señala el contacto de esta colada cuya trayectoria todavía indescifrable destruye y amenaza nuevas zonas que parecían a salvo del desastre