Tras salir alzada de la iglesia y encabezar la procesión, la Virgen de Darbo se puso al pie de las escaleras del atrio, mirando al templo. Y llegó la hora de la danza. Damas y galanes repitieron una tradición ancestral que está en el foco de todas las miradas.Y es que cientos de personas acudieron a la mítica carballeira para festejar el día grande de esta parroquia de Cangas.
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