La primera "movida nocturna" sin la exigencia del certificado COVID en el interior de los locales de hostelería y de ocio nocturno, unido a la avalancha de personas en el "puente" de San Roque, supuso un desfase en Cangas, con cientos de personas en la zona de concentración de bares, en la avenida de Marín, lo que provocó quejas de los vecinos. Aseguran que no había patrullas para el control. Hubo imágenes que recorrieron las redes como la de una pandilla de jóvenes bañándose en ropa interior en la fuente de María Soliña, en el centro urbano, frente al Concello. Incluso se ve a uno de ellos subido a la escultura en piedra de la mítica mujer de Cangas, perseguida por bruja en tiempos de la la Inquisición.
