La historia comienza entrando un perro por la puerta de una clínica veterinaria dando pena. No llegó aquí por casualidad sino por una decisión tomada a la desesperada para continuar sobreviviendo en las calles. Es el único futuro al que podría aspirar consciente el can de que si nadie se había fijado nunca en él por qué iba hacerlo ahora, cojo y hambriento.