Al límite. Parapetado entre unas rocas que todavía resisten la embestida del agua. Es el rescate, con éxito, de un niño gracias a la pericia en helicóptero de esta unidad militar en el sudoeste de Pakistán. Escenas que no dejan de producirse en el país y en la frontera con Afganistán, para evacuar a los damnificados por unas inundaciones históricas en Asia Central. En las últimas 24 horas solo en Pakistán han muerto, al menos, 119 personas. Más de 1.100 desde que comenzaron las lluvias monzónicas que han desatado este desastre desde el pasado mes de junio. Con más de 33 millones de afectados, el 15 por ciento de sus habitantes, que ven como los aguaceros destrozan la agricultura y ganadería de la zona, el principal sustento de muchos de ellos. Con poblaciones a merced de una corriente de fuerza inusitada, capaz de demoler ya casi un millón de viviendas y edificios como éste. Más de 40 presas y unos 200 puentes también se han venido abajo. Una situación crítica por la que tanto Pakistán como Afganistán hacen desde sus gobiernos una llamada urgente a la ayuda internacional.