Vigo presume con mucho orgullo desde hace menos de dos semanas de disponer de la mejor planta potabilizadora de Europa y la segunda del mundo, la estación de tratamiento de agua potable (ETAP) de O Casal. Y, desde hace unos días, con más motivo: está operativa al 100% tras más de tres años y medio de obras de ampliación y renovación de la anterior. La colaboración de la empresa concesionaria de la gestión del saneamiento y abastecimiento de agua, Aqualia, y el Concello ha permitido dar vida a una infraestructura hídrica tan revolucionaria como respetuosa con el medioambiente y el entorno.

Basta con hacer un recorrido por sus instalaciones para comprobar la precisión con la que se ha llevado al terreno el proyecto, repleto de innovación y automatización para asegurarse en todo momento que la calidad del agua que llega a los vecinos es la mejor posible. Y llama todavía más la atención el reducido espacio en el que se ha generado tal infraestructura, así como su carácter sostenible. A modo de ejemplo: el agua llega desde el embalse de Eiras, entre los municipios pontevedreses de Fornelos de Montes y Ponte Caldelas, por gravedad, lo que supone un gran ahorro energético.

La planta potabilizadora de O Casal, ubicada en el entorno de la calle Cantabria, representa un hito en su gremio. Su diseño y ejecución han superado dos grandes desafíos: ampliar la capacidad de tratamiento sin interrumpir el suministro de agua potable a los ciudadanos de Vigo y cumplir con los estándares europeos más exigentes, especialmente, en lo relativo a la turbidez del agua. Para lograrlo, se ha apostado por una solución tecnológica pionera, la ultrafiltración, «innovación en estado puro», como anotan desde Aqualia.