San Blas tuvo un fin de fiesta a lo grande, con un sol radiante y hasta 15 grados de temperatura. Fue un colofón merecido, sobre todo porque la lluvia había bajado los ánimos los días anteriores.
Desde mediodía, las calles de esta parroquia viguesa se llenaron de vecinos y visitantes. Ataviados con pañoletas de peñas, con instrumentos tradicionales o simplemente con ganas de pasarlo bien, los asistentes tuvieron actividades donde elegir para pasar la jornada.
A las 12 se celebró una misa solemne en la iglesia parroquial de Santiago de Bembrive y después los vecinos marcharon en una procesión religiosa y crítica con la A-52. Además, la música, el baile y la comida de hasta 26 furanchos no faltaron durante todo el día.
El representante de la comisión Irmandade de Festas San Blas e Santiago Apóstol, Samuel Fernández, cree que en esta cita se superarán las 15.000 personas del año anterior. El evento es cada vez más popular y atrae a gente de todo el mapa nacional. «Los últimos cinco años notamos que la cita creció mucho, pero se estaba perdiendo su esencia, peligraba, parecía más bien Churruca. En esta ocasión no fue así», celebra.
San Blas es el patrón del dolor de garganta y de los otorrinos, por lo que fueron muchos los que le pidieron protección, pasando sus paños y estampitas por el santo. Otros los hicieron al gusto. Por ejemplo, la comisión de fiestas se encomendó para que saliese todo bien este año y los venideros.
Más allá de las creencias, entre los vecinos que llevan toda su vida acudiendo a su fiesta, hubo alegría y espíritu crítico a partes iguales. Es el caso de Sarai, una joven que no es partidaria de que se amplíe la autovía Vigo-Porriño: «No se plantean liberar la AP-9 y prefieren gastar millones de euros en una autovía que va a destruir el medio ambiente y afectar a numerosas familias»; indicó.
Lo mismo cree su vecino José, que señala que «es fundamental buscar una alternativa que no afecte a las fincas».
«Invasión» canaria
Además de los participantes locales, hubo madrileños e incluso un grupo de 40 canarios. Forman parte de la peña Xuntanza Galaico-Canaria. La iniciativa es cosa de Emilio, un vigués que emigró a las islas hace décadas y logró reunir gente de ambas regiones. En febrero se juntan en San Blas y en abril en San Marcos, una fiesta tradicional canaria.
Comieron cocido y la muiñeira sonó varias veces, pero interpretada con el instrumento típico de allí, el timple, perfectamente válido para adaptarse al ritmo.