Las luces señalan el lugar donde los bomberos tratan de poner a salvo a un vecino y a toda su familia. Es la calle principal de Neda, abrumada por un aluvión incontenible. Ahora tratan de salvar algo en una veintena de casas. En la misma tarea se afanan en un albergue de peregrinos de Mazarico. Hay otros lugares donde aún se observan zonas inundadas, como en Vimianzo, donde el paseo fluvial resulta intransitable tras una crecida que culmina más de 30 días de lluvia que en las Rías Baixas han causado un desastre. El exceso de agua dulce por tanta lluvia reduce la salinidad, mata gran parte de la población de almejas y deja sin ingresos a quien se gana la vida con la dura tarea.
