De un tiempo a esta parte parece que los peces más escurridizos han perdido su característica timidez. Cada vez resulta menos raro que los pescadores avisten ballenas azules, incluso orcas, por fuera de las Islas Atlánticas y hasta cerca de las rías. Pero todavía hay avistamientos sorprendentes, por inéditos o poco habituales al producirse en aguas tan interiores como las situadas frente a los edificios de una ciudad. Y esto ha ocurrido en la marina coruñesa de O Parrote con un pez espada como protagonista.