En la cocina del colegio O Mosteiro de Meis, en Pontevedra tienen que hacer malabares para dar de comer a un centenar de niños por poco más de 2 euros y 25 céntimos. Han dejado de comprar productos frescos, pescado o ternera y tienen que economizar poniendo en el plato cerdo o congelados. En el comedor, los pequeños notan que ha bajado la calidad y el presupuesto ahorrado se va agotando. El catering de Claudio en Olivares, Sevilla, ha tenido que subir el precio a centros concertados y privados entre un 20% y un 30%. Le es imposible estirar más cuando desde la Junta de Andalucía le exigen mejores menús por el mismo dinero. La inflación y los elevados precios de los alimentos ahogan el servicio de comedor de muchos colegios, desesperados porque vuelva cantidad y calidad a la mesa.
