La pasión desmedida de miles de argentinos ha estallado por los aires. Las decenas de miles de personas que quedaron fuera de la Casa Rosada, agrupadas a lo largo de más de 20 calles, se han enfrentado con la policía, que ha respondido con gases lacrimógenos. El descontrol ha sido total. El nerviosismo por no poder despedir a su ídolo se ha apoderado de la multitud que no se quería ir sin venerar al campeón del mundo. Un fanatismo desmedido ante el que el Gobierno ha dado marcha atrás y ha extendido tres horas más el velatorio.