Una fecha histórica y una destrucción simbólica la de ese muro que partió por la mitad a una ciudad y el mundo. En esta exposición se puede ver cómo resisten 20 metros de la pared de hormigón original, los martillos utilizados por la gente para romperlo y también su germen. Unos alambres de espino fueron el primer paso, la primera separación. Videos y documentos inéditos, hasta 300 objetos recorren 30 años de 150 kilómetros de frontera vigilada 24 horas, a veces en bicicletas como, por soldados uniformados. Para disuadir las fugas se colaban unos pinchos, el famoso suelo de Stalin. Aun así, mucho intentaban saltar al otro lado con pasaportes falsos, agudizando el ingenio por el río con piragua. Un carrito de bebé servía para el contrabando de alimentos. En plena guerra fría, las pancartas demuestran que los ciudadanos de a pie reivindicaban la paz.