La azafata viguesa Elena Calzadilla falleció tras ser brutalmente golpeada en la cabeza en su casa de veraneo de Porto do Son. El agresor accedió con llave, esperó a la víctima e intentó simular un robo rompiendo el cristal de una ventana. La hipótesis principal surgió de inmediato y siempre se mantuvo: un crimen por encargo ejecutado por un profesional