Los grandes momentos del diez céltico se entremezclan con el presente, en este montaje de un minuto, en el que el jugador de Moaña salta al campo junto a su mujer, Jennifer Rueda, y sus tres hijos, Tiago, Mía y Aleix, vestidos con la elástica celeste y el dorsal de su padre. Cuando concluye su narración, suena la estrofa más reconocible del himno del centenario: «Un escudo no meu peito». Ésta da paso al saludo final, al unísono, de toda la familia: «Bo nadal, celtistas!».
Pero alguien se sale del guión, algo que provoca la risa de todos: es el pequeño de los Aspas Rueda, que cumplió tres años hace apenas un mes.