Aunque también los barcos de recreo, las embarcaciones tradicionales y las lanchas fueraborda requieren de una importante puesta a punto, la actividad en los astilleros se centra en la reparación, acondicionamiento y/o mantenimiento de los barcos de pesca, marisqueo y acuicultura.

Es una labor imprescindible para garantizar la navegabilidad y, sobre todo, la seguridad a bordo. Una acción que suele comenzar entre marzo y abril, a medida que los armadores cambian de aparejos o el tiempo mejora.

Imagen de un barco hundido FdV

A medida que se agota un recurso, en víspera de una campaña de pesca determinada, cuando la productividad baja, es cuando la flota se somete a las tareas de “chapa y pintura”. Suele darse en la temporada de dique seco, la flota de pesca y acuicultura toma los astilleros para curar las heridas del duro invierno y afrontar las campañas que están por venir. Es tiempo de varar para preparar a conciencia las embarcaciones.