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La obra maestra de Fumito Ueda como nunca antes

El "remake" de "Shadow of the Colossus" mantiene la historia del original pero sorprende con su apartado gráfico

Bluepoint Games ha desarrollado el juego desde cero.

La industria del videojuego lidera desde algunos años las opciones de ocio electrónico entre público de todo tipo y condición, pero paradójicamente resulta cada vez más complicado encontrar juegos realmente sorprendentes. Con frecuencia, nos topamos con obras muy entretenidas que nos dejan impresionados por su calidad gráfica, sus técnicas sonoras, su ambientacion, etc. Pero, al fin y al cabo, los géneros nacidos en los comienzos de esta industria han pasado durante décadas por reformulaciones constantes. Existen pocos ejemplos de títulos realmente nuevos, que introducen temas o maneras de jugar nunca antes experimentadas. Shadow of the Colossus fue capaz hace 13 años de reunir muchas de estas características. Por suerte, ahora regresa a PlayStation 4 con una nueva edición que conserva todo el encanto de la obra original y magnífica su parcela gráfica.

En este sentido, Shadow of the Colossus se ha desarrollado de cero para PlayStation 4, algo que ha servido a Bluepoint Games para trabajar en plenitud técnica y sin las restricciones que supone una remasterización estándar. No obstante, la aventura que nos propone la versión para PlayStation 4 de Shadow of the Colossus es la misma que se estrenaba en PS2. Es decir, el viaje hoy, como hace trece anos, comienza fúnebre, apabullando con una sucesión de secuencias acompañadas de una melodía melancólica. Las imágenes que inauguran la obra maestra de Fumito Ueda llenan de una curiosidad embriagadora al jugador, y en virtud del milagro técnico logrado con la remasterización desarrollada por Bluepoint Games, los primeros momentos del juego se convierten en la viva imagen de lo que esperábamos en nuestros mejores sueños. Es innegable que la naturaleza de esta remasterización es actualizar únicamente su parcela gráfica, pues el resto se mantiene inalterable a lo largo del tiempo.

En Shadow of the Colossus no adoptamos el papel de un héroe, ni el jugador defiende una noble causa o se enfrenta al fin del mundo. Tampoco es una experiencia sobre el viaje personal de un personaje, ni lo defiende, ni siquiera tiene un nombre. El personaje y su caballo, fiel compañero en la aventura, tan solo son los vehículos para desarrollar la experiencia e incrementar las sensaciones que el juego despierta. Ahora parecen más intensas, por ejemplo, al galopar por el escenario la sensación es de extrema libertad y la cantidad de detalles que se pliegan en pantalla es enorme, lo que invita a explorar más a fondo el entorno.

Cada coloso se busca de forma individual con el brillo que refleja su espada en el sol, a modo de brújula, como la única pista sobre su ubicación. Esto nos brinda una dirección genérica de donde puede estar, pero no refleja la distancia y los obstáculos. En ocasiones, la búsqueda puede ser agotadora, recorriendo grandes distancias y pasando por muchos cambios en su único escenario.

En su parquedad, el juego tampoco revela un motivo para cazar estos seres gigantescos. En líneas generales -aunque no se asegura, ni se menciona en ningún momento- y en caso de poder vencer a los dieciséis colosos del juego, tal vez, revivamos un personaje femenino, del cual tampoco se conoce la relación con el protagonista. La mujer forma parte de los inicios del juego, pero una vez depositada en el altar, no sufrirá cambios durante la obra. Con todo y aunque realmente el jugador no conoce prácticamente nada este mundo, sus motivaciones y particularidades, es tan sencillo y atractivo que constantemente te incita a terminar con otro coloso más para descubrir que sucede al final.

Shadow of the Colossus siempre ha sido un juego diferente, indescriptible, apasionante y ahora mucho más atractivo desde un punto de vista plástico y técnico. El equipo de Bluepoint Games parece haber obrado un milagro visual en una obra magnífica por la que no pasa el tiempo. La remasterización se ha realizado con el máximo respeto al original, pero acumula detalles y técnicas que ofrecen nuevas posibilidades.

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