AKARI, una misión de la Agencia de Exploración Aeroespacial Japonesa (JAXA) y en la que participa la Agencia Espacial Europea (ESA), había proporcionado el que es, hasta ahora, el barrido de la Gran Nube de Magallanes que más longitudes de onda cubre e imágenes inéditas de esta galaxia vecina de la Vía Láctea y a la que pertenece el sistema solar.

El telescopio fue lanzado el 21 de febrero del año pasado, sus observaciones de barrido de todo el cielo comenzaron en mayo de 2006 y completó la primera de sus misiones en noviembre.

Desde entonces, la cámara IRC para el infrarrojo próximo y medio, y el instrumento FIS para el infrarrojo lejano han observado un ciclo de formación estelar en tres generaciones de estrellas, desde las "abuelas" a las "hijas de sus hijas", en la nebulosa IC4954/4955 en la constelación Vulpecula-

Por primera vez AKARI ha observado este "jardín de infancia" estelar, en la que cada una de las estrellas proporciona información sobre una faceta distinta del proceso de formación del Universo, en siete longitudes de onda distintas.

Los nuevos resultados, que se presentarán esta semana en la reunión anual de la Sociedad Astronómica Nacional de Japón, muestran también regiones de intensa formación estelar, galaxias distantes, y núcleos de galaxias activos que albergan agujeros negros, rodeados por nubes de gas molecular.

Entre los hallazgos más sorprendentes destacan la detección que ha hecho la cámara IRC de un remanente de supernova en infarrojo (conocido como Bo404-72.3) en la Pequeña Nube de Magallanes, una pequeña galaxia vecina de nuestra Vía Láctea situada a unos 200.000 años luz de distancia.

Este dato ha proporcionado pistas clave acerca de la interacción entre el gas en expansión procedente de las explosiones de supernova y el material interestelar que lo rodea, y sobre su posible papel en el nacimiento de nuevas estrellas.