¿Cómo puedo adelgazar fácil y rápido? ¿Qué puedo hacer para perder peso sin hacer dieta? ¿Cuáles son los mejores trucos para deshacerme de esos kilos de más sin esfuerzo? ¿Existe una dieta definitiva que evite el temido efecto rebote? En un momento u otro la gran mayoría de las personas han pasado por el trance de querer adelgazar y se ha planteado estas preguntas y más. Vaya por delante que para conseguir un cambio físico, tanto a nivel de aspecto, como en la salud no existen recetas milagrosas. Lo que verdaderamente funciona en prácticamente el 100% de los casos es mantener una dieta equilibrada y un estilo de vida activo, practicando ejercicio regularmente.

Tampoco se deben demonizar o ensalzar según que alimentos. Esto no entra en contradicción con poner en práctica algunas recomendaciones que nos permitan o trucos apoyar o agilizar el proceso de perdida de peso sustentado en unos bueno hábitos y una dieta que nos genere déficit calórico o lo que es lo mismo, gastar más calorías de las que consumimos.

En este caso te contamos qué alimento debes reducir en tu alimentación para contribuir al objetivo de adelgazar. Y no, no se trata del azúcar (que también), las grasas (que también) ni los hidratos de carbono, sino de algo que pasa mucho más inadvertido: la sal.

Todas las recomendaciones apuntan a un consumo de sal diario que no debe superar los 5 gramos diarios o lo que es lo mismo, una cucharadita. Además de por cuestiones como posibles problemas cardiovasculares y de hipertensión, el exceso de sal influye en cuestiones como la retención de líquidos. Pero además de la sal que añadimos a la comida que preparamos, los productos que más contienen son aquellos alimentos precocinados y ultraprocesados. De modo que, aunque la sal como tal no engorda, si el modo en el que se consume. Controlando el consumo de sal regularemos otros aspectos de nuestra dieta, además de mejorar otros aspectos de nuestra salud.

La dieta de la sal

En el sentido opuesto, periódicamente se populariza un truco que más que ayudar a adelgazar puede poner en riesgo la salud. Se trata de la conocida como dieta de la sal con dos vertientes. Por un lado, la que recomienda tomar agua con sal marina como método depurativo para el intestino y por tanto una manera de agilizar la perdida de peso. Otra versión de esta dieta invita a una alimentación rica en sal basándose en ciertos estudios que señalan que el consumo elevado de este condimento no solo no estimularía la sed, sino que impulsaría la pérdida de peso al modificar el gasto energético en el organismo. Artículos publicados en la revista Journal of Clinical Investigation sobre una investigación con astronautas rusos observaron que al recibir una dieta rica en sodio no aumenta su sed, sino su hambre. Al mismo tiempo, expulsaban tanta sal cuanto más ingerían por la orina, pese a beber menos. Por último, detectaron elevados niveles de glucocorticoides, hormonas capaces de descomponer las reservas de grasa en caso de privación para recuperar agua. La conclusión fue que una dieta salada,, sí provocaba un aumento del índice de "quema" de grasas.

Pero, teniendo ambos apuntes cierto fundamento, los contratiempos para la salud desaconsejan practicar estos trucos para adelgazar.