Del mar, y en concreto del mar balear que circunda estas islas, puede llegar la solución a esta pandemia que está volviendo del revés nuestras vidas. La farmacéutica española Pharmamar está realizando ensayos clínicos con un compuesto químico que responde al nombre de plitidepsina y que, en las primeras probaturas, ha demostrado que reduce casi al cien por cien la carga viral del indeseable SARS-CoV-2.

Este compuesto químico ha sido extraído de una ascidia (invertebrado marino) llamada Aplidium albicans. Y nadie mejor que el licenciado en Ciencias del Mar y profesor del área de Ecología de la UIB Pere Ferriol para explicar de qué organismo se trata.

"No es un microorganismo", matiza para comenzar este investigador en Ecología Química Marina. "Es relativamente grande. ¿Cuánto? No sé, se trata de individuos de en torno a un centímetro que forman colonias de unas dimensiones de entre 3 y 5 centímetros. Tiene una forma similar a un montón de botellitas juntas. Es parecido a un coral sin serlo porque pese a tratarse de un invertebrado marino, está emparentado con los humanos, con los vertebrados, porque tiene un vestigio de columna", intenta como puede describir lo más coloquialmente posible al Aplidium. Forman colonias sujetas a las rocas y filtran el agua obteniendo de ella partículas de fitoplancton, añade.

"Se han hallado en Formentor y en la reserva de Llevant en Mallorca, en la Illa del Aire y cerca de Ciutadella en Menorca y es Vedrá y en Tagomago en Eivissa", detalla las ubicaciones de este organismo cien por cien balear.

Tranquiliza Ferriol señalando que un hipotético éxito terapéutico contra el coronavirus no implicaría su desaparición por una repentina alta demanda ya que, revela, Pharmamar aisló la molécula de un primer extracto y que ahora las que usan en sus ensayos son de síntesis. "Fabrican el compuesto desde otros compuestos. Es todo sintético, no hay nada vivo", recalca.

Ya sabemos qué "materia prima" se usa en el antiviral experimental. Ahora resta saber cómo actúa. Para ello recurrimos a Lucía Rodríguez, responsable de Farmacia de la Clínica Rotger.

Esta profesional diferencia la forma de actuar del remdesivir, antiviral ya usado contra el coronavirus, de cómo lo hace el aplidin, nombre del fármaco en experimentación. "Nuestro cuerpo es como una impresora y el virus la usa poniendo folios para replicarse. El remdesivir retira esos folios. El aplidin, con el que ya se ha experimentado in vitro con ratones y líneas celulares, retira esa impresora, la desconecta impidiendo al virus reproducirse", explica.

"No podrá crear su ejército"

Y la farmacéutica resalta que su principal ventaja es que es inmune a las mutaciones del virus, que siempre será eficaz frente a él porque "da igual las veces que mute el virus: no podrá usar la impresora y no podrá crear su ejército para hacernos daño", recalca aclarando que al disminuir la carga viral en nuestro organismo, se puede frenar o controlar la reacción inflamatoria causante de todos los síntomas clínicos, algunos de ellos mortales, del coronavirus.

"Por eso debemos seguir con las medidas de seguridad que son, a día de hoy, nuestra mejor arma. E intentar frenar al virus con la vacuna. Y si en un futuro estos fármacos nos permiten controlar los coronavirus e impiden que colonicen el planeta, ¡pues perfecto!", concluye Lucía Rodríguez.

"Como antiviral es muy potente, cien veces más que el remdesivir, pero de aquí a que se apruebe...Aunque no creo que sea la panacea, puede ayudar a reducir la carga viral de los infectados. Y por su amplio espectro puede ayudarnos si el próximo año surge otro coronavirus", apunta Pere Ferriol.