La actividad física no solo se asocia con un menor riesgo de enfermedad cardiovascular, sino que no existe un umbral para esa asociación, con el riesgo más bajo de enfermedad cardiovascular observado para aquellos que son más activos, según un nuevo estudio publicado esta semana en 'PLOS Medicine' por Terence Dwyer, de la Universidad de Oxford, en Reino Unido, y sus colegas.

Las investigaciones han demostrado que existe una asociación inversa entre la actividad física autoinformada y la aparición de enfermedades cardiovasculares. Sin embargo, existe incertidumbre sobre el rango de esta asociación, especialmente en los niveles más altos de actividad física.

En el nuevo estudio, los investigadores utilizaron datos de 90.211 participantes del Biobanco del Reino Unido sin enfermedad cardiovascular previa que aceptaron usar un acelerómetro para medir su actividad física durante un período de 7 días entre 2013 y 2015.

Los participantes en la categoría más baja de actividad física fumaban más, tenían un índice de masa corporal y proteína C reactiva más altos, y con mayor frecuencia se les diagnosticaba hipertensión. En general, se diagnosticaron 3.617 casos de enfermedad cardiovascular en los participantes durante un promedio de 5,2 años de seguimiento.

Las personas en cada cuartil creciente de actividad física, para actividad de intensidad moderada, actividad de intensidad vigorosa y actividad física total, tenían menos probabilidades de tener enfermedad cardiovascular.

Por ejemplo, en comparación con aquellos en el cuartil más bajo, aquellos en el segundo cuartil de ejercicio de intensidad moderada tenían un 71% de probabilidades de ser diagnosticados con enfermedad cardiovascular, los del tercer cuartil tenían un 59% como probable y aquellos en el cuartil más alto tenían un 46% de probabilidad.

El profesor asociado Aiden Doherty, del Departamento de Salud de la Población Nuffield, de la Universidad de Oxford, y uno de los autores principales del estudio, resalta que "este es el estudio más grande jamás realizado sobre actividad física y enfermedades cardiovasculares exquisitas medidas con dispositivos. Muestra que la actividad física es probablemente incluso más importante para la prevención de enfermedades cardiovasculares de lo que pensábamos anteriormente".

"Nuestros hallazgos dan más peso a las nuevas directrices de la OMS sobre actividad física que recomiendan al menos 150 a 300 minutos de actividad aeróbica moderada a vigorosa por semana para todos los adultos", asegura.

El profesor Terry Dwyer, del Departamento Nuffield de Salud Reproductiva y de la Mujer de la Universidad de Oxford y autor principal del estudio, añade que "los resultados de este estudio mejoran la confianza en que es probable que la actividad física sea una forma importante de prevenir las enfermedades cardiovasculares. La reducción de riesgo potencial estimada en aquellos que realizan niveles relativamente altos de actividad es sustancial y justifica un mayor énfasis en las medidas para aumentar los niveles de actividad física en la comunidad".

Por su parte, la doctora Rema Ramakrishnan, del Departamento Nuffield de Salud Reproductiva y de la Mujer, de la Universidad de Oxford, y primera autora de este estudio, señala: "Confiamos en los hallazgos del estudio porque la actividad física se evaluó objetivamente mediante una herramienta más válida que puede capturar la frecuencia, la intensidad y la duración de la actividad física en lugar de la autoinformada por los participantes".